¡Brindemos!, ¿cuantas veces a lo largo de nuestra vida hemos hecho este sencillo acto de chocar una copa contra otra para celebrar algo? ¡Con agua no, que trae mala suerte! ¿cuantas de esas veces hemos oído esta advertencia, ó se la hemos sugerido nosotras mismas a quien nos rodeaba en ese emotivo momento?
Esto es lo que me vino a la cabeza la semana pasada, cuando Asier (una de las personas de cuyo proceso me responsabilizo) me trasladó su preocupación por asistir a la boda de su primo que se iba a celebrar en próximos días.
Asier tiene 42 años, es informático y alcohólico. Llegó a la fundación donde trabajo en enero, tras una última recaída que le había llevado a abandonar su casa, su trabajo, su familia…y que le había condenado a ir de un recurso social a otro, en busca de comida y un sitio donde dormir.
Durante todos estos meses, Asier ha trabajado duro para recuperar todo aquello que el alcohol le había robado, familia, amigos y… sobre todo… su autoestima.
Esta semana finaliza la primera fase de su tratamiento y comienza la segunda, en la cual pasará de 6 a12 meses reclutado en una comunidad terapéutica, donde realizará un trabajo psico-educativo exhaustivo, a fin de identificar aquellas situaciones de vulnerabilidad que le llevan al consumo de alcohol y adquirirá herramientas que le facilitarán la contención en situaciones de riesgo. Si todo va bien, en aproximadamente un año iniciará el proceso de reinserción, sin duda la fase más dura de todo el proceso. Es en este momento donde Asier se verá obligado a luchar contra su peor enemigo: nuestra sociedad.
En una cultura como la nuestra, en la que el alcohol está vinculado a cualquier tipo de festejo ó celebración, son muchas las ocasiones en las que Asier se va a ver en peligro. Infinitas serán las ocasiones, en las que (esperemos sea por desconocimiento de su enfermedad ) Asier tendrá que hacer frente a situaciones del tipo: “ Vamos Asier, que por una copa no pasa nada” .
“ El alcohol es algo natural en nuestra cultura"www.elpais.com/articulo/sociedad/Campana/.../alcohol/.../Tes Son opiniones como esta, de Iñigo Sainz, de 18 años, publicada en el país como parte de una campaña de tolerancia social al alcohol, las que hacen que Asier sea una persona vulnerable en una sociedad como la nuestra.Conciencémonos de una vez de que el alcohol es una droga. Una droga que mata al año a más personas que cualquier otra droga de las consideradas “ilegales”. No banalicemos la ingesta de alcohol.
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